Comezé a escribir una fría noche, con el estupor a olores de hospital, estufas a toda potencia, muerte de visitas y sillones abatibles negros.
De repente algo en mi quería estallar, necesitaba una fuga, y las palabras sobre actos de suicidio fluyeron de mi mano hasta la punta del bolígrafo, manchando inevitablemente el papel en blanco, garabatos que se fueron sucediendo hasta llenarlo, formas, despedidas, actos, y motivos, que llevaban a ello.
Por alguna razón los escalofríos dejaron de aparecer despues de aquello, al asomarse por la ventanata de la planta ventidos del edificio, la caida al vacío ficticia, sirvió para dar riendas a las letras desconocidas por aquellas manos, hasta aquel día.
Así fue como surgió Júpiter. Mi yo por escrito. La vida me oprimía la mente y el ama. Y como una olla Express antes de estallar encontré mi válvula de escape. La tinta y el papel en blanco se convirtieron en mi terapia. Página a página me fui conociendo mejor. Me ayudó para ver la vida más clara, más sencilla. En mi insatisfecha vida era Josué. Dentro de un papel podía hacer lo que quisiera. Júpiter era libre hasta de la ley de gravedad. La tinta y mi imaginación crearon cosas asombrosas. Mi primera aventura fue tirarme de aquel piso veintidós. Júpiter podía hacerlo y salir ileso. Todo empezó como un triste y paranoico arrebato, que en realidad me ayudó a recuperar la cordura.
Cordura que no deseaba y por ello continuaba soñando, tratar de llegar al equilibrio, cuerpo y mente unidos. Mente en acción por cuerpo y alma en un continuo movimiento inactivo. Cuerpo que aumentaba el ritmo, en un parar de amar a la mente. Ambos libres el uno del otro, dejando ser siameses, dejando ser un dios para convertirse en dos Heroes. Materia y armonia.
Júpiter se convirtió en una obsesión. Lo odiaba y lo amaba. Me daba todo y me lo quitaba. Me hacía sentirme capaz de todo, poderoso, invencible, un dios. Y sin embargo cuando volvía a la realidad me hacía sentir miserable. Me alejaba de la realidad. Convertía mi vida en una mentira.
Quise fundir las dos vidas en una. Me esforcé en escribir algo que me acercara a las demás personas. Escribir un libro.
Eso cambiaría mi vida. Convertiría dos realidades en una. Esa era la solución.
Pero nada, nada podría hacerse realidad todo era irreal Júpiter, solo podía ser una ilusión, y así se quedaría siempre.
-Términos y palabras que no podrían ser utilizados si fuera un mortal más: siempre, nunca, jamás...
Júpiter ya tenía que morir y de hecho había muerto al caer de lo más alto de aquel edificio abandonado, con desérticos alrededores, cubiertos de pinos matorrales y camas elásticas en las que solíamos montar cuando éramos pequeños.
Deliciosos paseos en los que era un mero mimo, jugando, escuchando, moviendo ficha en el ajedrez imaginario, batallando por luchar en una inconexa vida.
¿ Es que, aun no me había dado cuenta que ya no era el momento de jugar? ¿ Acaso la vida misma no era un juego?
Momentos de ira, pasión y gozo correteaban por mi mente de nuevo. Recuerdos en los que desaparecía pero en los cuales el resto de jugadores me seguían viendo.
Una sombra en la que la materia era tan solo un lazo en la vida. Mirando hacia el interior, olvidando el exterior.
Siendo yang en cierta compañía, dejando se ser, siendo ya ying y yang a la vez, sin creer y creyendo a la vez.
Ritmos binarios que sucedían a cada instante, en toda relación con el mundo exterior e interior. Cuando era ying el otro era yang, hecho positivo para alcanzar logros inmediatos teniendo la unión de unos y ceros, pudiendo dar lugar a pequeños todos.
Bellos pálidos, figuras e imágenes sin cámaras de fotos, papel imaginario, y caras reales conformando un mundo que había dejado de ser mágico para muchas personas, el ying y el yang, no podía ser válido para interactuar con ellas, tampoco servirirían los unos ni los ceros.
¿Qué era el antes y el despues? Antes podía ser la previda y despues la muerte, pero ¿ Acaso no era ahora el momento en el que estabamos sobre el gran escenario de la vida, actuando de palabra, hecho y omisión, en el que no valían las excusas, ni los motivos, y a su vez podía valer todo aquello que te pudiera ayudar a seguir avanzando?
Josué decidío entonces proyectar sus deseos, anhelos, ambiciones y sueños a la realidad. Vivir el presente como lo veía en su mente. Dejar atrás la farsa y le mentira, la doble cara.
Letra azul - Hache
Letra verde- Ninfa de los ríos y de la fuentes
3 comentarios
lua -
Un 10!!!
Dark kisses
Edayán -
me encanta este relato a medias.
deberías escribir más, tengo la impresión de que irán mejorando.
muaaakkkkaaa
jijijijiji
Brisa -
Me gustan tus iniciativas, tu historia compartida, y como queda descrita.
La realidad y la irrealidad, como todas las cosas importantes de la vida están separadas por una línea muy fina.
Un beso :)