Erase una vez...
Un cuenta cuentos sin cuento, él cual iba uniendo las palabras para poder llegar a decir algo, y conforme iba comentando todo se acaba liando: las palabras, los destinos.
Destinos que no estaban completos, hasta su paso, éste decía que al pasar él, algo sentía que ocurría en el interior de las personas que estaban a a su alrededor, alguna se cayó al dejar de prestarle atención, otras desaparecieron sin más, otras aun conservaban parte del circulo y la llama eterna.
Pero él sabía que era un mero mortal y que la eternidad no era para él, por ello seguía su itá, llegando a implicarse con los demás, más tratando de no inmiscuirse bajo las ramas de aquel ciprés o sauce llorón que vió alguna vez.
Ya, aquello solo era una imagen pero que había llegado a convertirse en piedra o en madera tallada. Mosaico de ataudes rosaceos con caras sonrientes labrados bajo la tierra, horadada por el Sol la Luna y las estrellas.
Saulo Farrugia.
2 comentarios
DuNa -
también es cierto que si uno no se implica con los demás no puede ser feliz porque no vive realmente. el hombre nace solo y muere solo, como se dice, pero tiene por qué vivir el resto del tiempo solo
Brisa -
"Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos llegar a ser" EStá frase me encanta, no es mía, y no recuerdo de quien es, pero algo al leer el texto me lo ha recordado..
Gracias por seguir. Un abrazo.